Septiembre es un mes de oportunidades
Septiembre es un mes de oportunidades.
Lejos del estrés que supone la vuelta a la rutina, vuelta al trabajo, a los madrugones, vemos en el mes de septiembre una grandísima oportunidad para la reinvención. Para poner atención plena en nuevos proyectos.
Septiembre sería como una nochevieja, en la que hacemos recopilación de todo lo que hemos vivido durante el año hasta el 1 de septiembre, desechamos lo viejo, lo malo, lo innecesario y damos la bienvenida a nuevas ilusiones, nuevos planes, nuevos proyectos, nuevos hábitos y sobre todo, nuevas maneras de vivir.
Septiembre es una gran oportunidad para frenar el derrape del verano, tan lleno de planes, de vida y de entusiasmo.
Es un mes para plantar cara a los retos, a aquellas cosas que tienes ganas de empezar pero que siempre te has puesto excusas para no empezar. Postergas “bueno, ya después del verano me pongo”. Ok. Es hora de ponerse.
El Mindfulness es tu aliado para que septiembre pase a ser la nochevieja particular de tu año, donde te tomarás tiempos para escucharte. Para comprender tu respiración, esa revolución de emociones que tienes dentro y que necesitan un poco de sobriedad.
Para los lectores que no sepan aún lo que es el Mindfulness, es una práctica para poner la atención plena en tu cuerpo, en el presente que te rodea en estos momentos. Alba Valle lo explica genial en su Mindful Club, re recomiendo que le eches un vistazo.
Hoy quiero ir un poco más allá con la definición. Es presente y atención plena, pero también es futuro. Hay dos formas de ponerlo en práctica:
Presente:
Tomando consciencia de tu cuerpo, cómo entra y sale el oxígeno por tu nariz, cómo corre la sangre por tus venas, sintiendo cada parte de tu cuerpo, desde los dedos de los pies, pasando por las piernas, las rodillas, recorriendo todo tu cuerpo sin dejar un rincón por recorrer.
Al hacer, esto tu mente está tan concentrada en recorrer tu cuerpo y en escucharlo, que sin darte cuenta has dejado la mente futura y pasada en blanco para darle la bienvenida a tu presente, a ti. Enhorabuena por esto.
Has hecho un gran trabajo y te felicito por el regalo que te acabas de hacer. Ahora viene el segundo regalo. presta atención porque pasa casi de manera automática.
Futuro:
Cuanto hayas llegado a escuchar con claridad todo tu cuerpo y sentir tu estado emocional (calma, felicidad, angustia, tristeza, rabia, pereza, desgana, ansiedad, amor…) empieza a introducir nubes de deseos futuros, por ejemplo: “deseo más motivación en mi trabajo” “deseo ser más feliz” “deseo empezar una rutina de deporte” “deseo empezar a comer más sano” “deseo solucionar ese problema con mi madre que no me he atrevido a arreglar todavía”.
Vas analizando tus nubes, tus deseos. Estás empezando a ser consciente de lo que te remueve por dentro. Es tu futuro esperando a que tomes decisiones ahora, hoy, en tu presente.
A continuación entra en una de tus nubes deseadas: y siéntela. Recrea en tu mente cómo sería tu vida con esto. Qué decisión o decisiones tuviste que tomar y cómo tuviste que hacerlo para llegar ahí. Dedícale el tiempo que necesites. Es tu momento, recuerda que estás viviendo tu presente, y es solo tuyo, así que regálate todo el tiempo que necesites, tu yo futuro te lo agradecerá.
Hazlo con todas las nubes deseos que tengas. Cuando hayas acabado, con libreta y boli en mano, empieza a hacer LA GRAN LISTA DE TU AÑO.
Aquí empieza tu septiembre, tu rutina, tus ganas, tus ilusiones y tus “puedo y voy a por ello” en un completo presente y con la atención puesta en ti.
Septiembre es una gran oportunidad para celebrar un comienzo de año, como puedes ver.
Deberíamos aprender un poco de los niños.
¿Sabías que los niños no tienen aún desarrollada la capacidad de volar al futuro como lo hacemos los adultos con tanta facilidad?.
Por eso los niños siempre están felices, contentos, y cuando se alteran, o se enfadan, sus enfados son efímeros a corto plazo, porque no se mantienen tampoco en el pasado, tienen la gran capacidad de concentrar su atención en el presente.
Con el tiempo, la complejidad del cerebro se va desarrollando y adquieren también la capacidad de pensamiento en pasado y en futuro.
El problema que tenemos cuando ya tenemos las tres formas de pensamiento temporal es que perdemos la capacidad de gestionarlas, y nos recreamos más tiempo del que debemos en un pasado al que ya no se puede volver, incidiendo bien en el sufrimiento, por si no hubiera ya suficiente,
(algo que, por cierto, estás decidiendo tú hacer),
o nos vamos a un futuro creando unas expectativas tan grandes que no nos paramos en poner soluciones antes de soñar. Soñamos con gran libertinaje, y eso es maravilloso, pero una ilusión se queda en inalcanzable cuando no utilizamos nuestro propio presente para alcanzarlas.
Por eso es tan importante el mindfulness, porque despierta tu presente, vuelves a ser un niño feliz, porque mientras te dediques un rato de tu tiempo a hacerlo, serás feliz, te conocerás más y empezarás ver claros entre nubes, empezarás a ver tangible y tácito aquello que anhelas.
Practícalo en tus rutinas, septiembre es un mes bonito, es el mes de los cambios, de los reencuentros, del día a día, de metas, de serenidad y calma.
Las hojas empiezan a caer, la naturaleza empieza a avisarte de que se acerca el invierno, y que se acerca una nueva estación que invita a aceptar cambios.
Por eso, te invito a que empieces a celebrar tu nochevieja desde el mes de septiembre, y cuando llegue el 31 de diciembre, hayas conseguido alcanzar la gran mayoría de los propósitos que te pondrías el 1 de enero, y entonces, tienes de nuevo la oportunidad de repasar, de añadir y de recrearte en tu mente con tu presente para volver a emprender nuevos caminos hasta septiembre.
¿Qué te parece si empiezas hoy mismo a practicarlo?
Añadir comentario